el mundo está a salvo

a jen cada día que pasa la olvido un poco más o la extraño un poco menos. es el peaje que tengo que pagar por hacerme el libre. es lo que le cobran a ella por pagar con apatía. los aviones me ponen melancólico. estoy yendo a antibes a hacer un curso de seguridad y primeros auxilios. cerquita antibes, tengo la sospecha de que ni siquiera llegamos a levantar vuelo. en el curso hay gente de todas partes del mundo. algunos no tienen mucha idea de argentina. saben que está ahí abajo, pero no registran si es una montaña, una isla, una marca de heladeras. y eso que figuramos en el T.E.G. cuando pedí aceite para condimentar una ensalada y me lo trajeron en un frasquito tipo perfume me di cuenta de que estábamos en francia [view photos!]. recién pasó un nenito con unas zapatillas buenísimas, tenían rueditas abajo de las suelas y en vez de caminar patinaba. tal vez pensé en tacklearlo para quitárselas, pero seguro que me iban chicas. la hipotermia es uno de los temas tratados en el curso. los 80 minutos que pasamos en el agua nos dieron una idea a los que quedamos vivos de lo peligroso que puede llegar a ser. más jocoso fue lo de la respiración boca a boca. yo me hago el muertito, je je je, yo te resucito, ji ji ji, ¿vale chupar?, jo jo jo. la gran siete, es con un muñeco. un muñeco varón. ¿no había una muñeca inflable?, je je je, vos tenés miedo de que te guste, ji ji ji, es que estoy tan solo, jo jo jo. somos unos locos bárbaros. ahora que terminé el curso soy capaz de apagar un incendio sin llamar a los bomberos. voy a aplicar lo aprendido para ver si logro de una vez por todas que la pizza me quede derretida arriba y crocante abajo. y de postre salvo un delfín.