Capaz que vuelvo


para los que siguieron suscriptos a este delirio, les cuento que ahora tiene forma de libro. como ya saben, el viaje terminó medio mal: a nadie le gusta perder su velero en medio del océano, ser rescatado por un buque mercante, llorar como un nene debajo de una ducha. un final así deprime a cualquiera. por eso la historia arranca desde ahí, y está escrita toda marcha atrás hasta el principio. los que se animen a leerla tienen opciones de todos los colores en www.capazquevuelvo.com. hay experiencias surrealistas, anécdotas inéditas, y unos cuantos arcoíris. el libro, capítulo a capítulo, repasa las aventuras por más de treinta países. espero que les guste leerlo. a mí me gustó mucho escribirlo.

fin

el shamrock sufrió roturas en el timón navegando hacia florianópolis y quedó a la deriva. fui rescatado por un buque mercante, que no pudo hacer lo mismo con el shamrock. y como sin shamrock no hay proyecto, muchas gracias por haber leído hasta acá.

pasen y vean

el día que empecemos a hablar de las ciudades más agradables del mundo va a aparecer lisboa. agradable no compite ni con linda ni con mejor ni con imperdible. agradable es un lugar que te hace sentir bien. en 1755 sufrió un terremoto, después un tsunami y después un incendio que duró seis días. la gente en lugar de agarrarse la cabeza como cuando se corta la luz un par de horas decidió reconstruirla. hoy la ves y parece que 1755 no hubiese existido. te dan ganas, incluso, de usar palabras como maravillosa. recorriendo el castillo são jorge fui testigo de un acontecimiento histórico dentro del reino animal. un gato y un pájaro conviviendo pacíficamente en la misma foto [view photos!]. técnicamente no sé si un pavo real es un pájaro, pero un ave es seguro, con lo cual el hallazgo sigue siendo sorprendente. para equiparar proporciones habría que cambiar de felino, poner en su lugar digamos un tigre, aunque tal vez en ese caso no seguiríamos hablando de final feliz. otro hecho digno de incertidumbre son las baldosas de las veredas. si bien el misterio no está a la altura del triángulo de las bermudas, nadie me supo explicar por qué las hicieron tan resbaladizas. esto sumado a que la ciudad viene empinada, hace de lisboa una de las pioneras en el turismo aventura. haciendo equilibrio por una de esas veredas me topé con la mejor performance callejera que vi en mi vida. no cabe aclarar que no he visto muchas, porque así las hubiera visto todas seguiría estando primera. cualquier intento de mi parte por describirla es inútil, pero si van a lisboa pregunten por un hombre y una chica haciendo cosas increíbles. y ya que están allí por favor no dejen de ir a alfama, donde si salís a dar una vuelta manzana probablemente no vuelvas nunca, porque no existen las manzanas. tampoco las calles ni las veredas, solo escaleras que suben y bajan. éstas no son mecánicas, son de las lindas, a lo sumo con alguna barandita para que no se hagan torta los impuntuales. ahora que escribí torta voy a aprovechar para hablar de los pasteles de belem. se trata de una confitería con forma de lugar alucinante que desde 1837 viene preparando unos pasteles cuya receta es el secreto mejor guardado de todo portugal (no digan nada, es crema pastelera). y en vez de terminar el post con alguna frasecita simpaticona prefiero saludar con la mano desde el regalo más lindo que me hizo lisboa: mi primer tranvía.

la industria del turismo (sic)

cuando entrás apurado a un baño público y no ves mingitorios, entraste al de mujeres. de haber leído esto en lugar de escribirlo, no habría sido atacado a carterazos en un restaurant pituco del sur de portugal. la palabra restaurant es clave. si te pasa lo mismo en un bar, sos distraído, sos incauto, capaz hasta sos tierno. en un restaurant sos un depravado que le gusta fisgonear a señoras muy mayores. más o menos así arrancó mi estadía en las tierras donde se habla el mismo idioma que en brasil aunque con algunas sonrisas menos. el pueblito de lagos es para tenerlo en la mesita de luz y darle una miradita todas las noches. con callecitas adoquinadas al por doquier, los peatones nadan en la abundancia. porque fotos a una capilla le sacamos todos, lo que hace diferente a un lugar es cuando le sacás fotos al piso [view photos!]. en portimao, praia da rocha o ferragudo se pueden ver cosas muy lindas también, sólo hay que saber revolver entre tanto barullo y tenedor libre. albufeira no, albufeira es puro mapa. en papel plastificado, nobleza obliga, pero cuando levantás la vista para ver dónde estás parado te arrepentís de no haber googleado. hay mucho aluminio dando vuelta para ser un lugar de playa. justamente en la playa vi algo que al director de una película de van damme le habría parecido un bolazo. escaleras mecánicas. es casi más cruel que asfixiar a un bambi con una almohada. que las uses después de 8 horas de vuelo porque se te durmieron las piernas todo bien. ¿reventaste la tarjeta en el shopping y terminaste cargada de bolsas? toda tuya. pero bajar a la playa en una escalera mecánica es inmoral. el progreso es otra cosa. cuando yo era joven si no llegabas corriendo a la orilla era porque habías aprendido a caminar sobre las brasas. los ojos vidriosos eran 50% dolor y 50% qué bueno estoy frente al mar. ahora resulta que apretás un botón y de la máquina expendedora sale un bebé de ojos claros. encima han quitado las escaleras tradicionales, con lo cual la única vía de protesta es tirándose de palito desde el borde del acantilado. las autoridades han colocado redes por si las moscas, aunque por un error de cálculo o una broma de mal gusto, las han puesto pegadas a las rocas. del otro lado de la playa, en lugar de colgar sogas para que la gente trepe quemando las calorías que se salvaron con las escaleras, la cultura del no te muevas ha instalado un ascensor. leíste bien, no hace falta volver atrás. decí que no andaba el portero cerca porque yo subí lleno de arena. en fin, solo es cuestión de tiempo para que las vacaciones lleguen por e-mail. los catalejos estratégicamente ubicados en las alturas también incitan a la polémica. a mí no me engañan, que no han sido puestos ahí para ver el mar más de cerca. la prueba está que no vi a ninguna señora interesada en las bondades del artefacto. por otro lado no puedo decir lo mismo de mucho pelado en sandalias. la experiencia me sirvió para desenmascarar el secreto mejor guardado del turismo mundial: los paisajes son mucho más bonitos de lejos. la foto 19 y la foto 21 son irrefutables, contundentes, escalofriantes. lo que me devolvió las ganas de seguir sacando fotos fue viajar en tren. turísticamente hablando, es el único recorrido predeterminado que vale la pena disfrutar. nada personal contra los city tours o las excursiones de luna llena, sólo estoy siendo sincero. y lo mejor de todo es que acá está permitido sacar los brazos por la ventanilla; aunque hay que tener mucho cuidado si querés volver a entrarlos.

¡Santos Pingüinos!

será posible

esto de cruzar el atlántico se está volviendo deja vu. decí que hay caras nuevas. la de dorine tiene siempre colgada una sonrisa; a contramano de su tierra, que vio nacer a los parisinos y al inventor de la guillotina. tristan, oriundo de inglaterra como su nombre no lo indica, creyó que había venido a pasar música. pobre. pilar y juan pablo cayeron con alfajores havanna y dulce de leche chimbote en un acto tan patriota como astuto. de todos modos el hecho de que por esto hayan ligado uno de los camarotes de invitados no deja de ser un rumor. el otro me pertenece desde hace tiempo, al punto que ya me llega el correo y estoy pensando en poner un vidrio en la pared para hacerme una pecera ambulatoria. llegando a bermuda apareció un pajarito idéntico al del año pasado. tan parecido resultó ser que me tomé el trabajo de averiguar cuánto crecen los pajaritos en un año. era otro. esta vuelta le hicimos pito catalán a la parsimonia y sólo nos quedamos en bermuda una sola noche. aunque fue suficiente para reencontrarnos -hilarante asado mediante- con pitu, marcelo y compañía. bermuda es un embole, pero como adentro están pitu y marcelo te hace sentir que llegaste a disney. al día siguiente ya estábamos pescando de nuevo. esta vez hubo suerte, picó un dorado de más de diez kilos que cuando lo vio venir a laurance con un bate de beisbol le dieron ganas de aprender a volar. de haber aprendido no lo habrían hecho sushi. yo sushi no como ni cuando piso un loft, pero esta vez, navegando a vela en medio del oceáno atlántico, me entraron ganas. qué bueno el sushi. entre chapuzones diurnos y ping pongs de estrellas [view photos!] nos fuimos haciendo amigos. amigos de ésos que no le preguntan a dorine qué hace en cubierta con los pies envueltos en cinta aisladora. ni le recriminan a tristan que guardó el colador en el cajón de los cubiertos y hubo que tirar una granada para destrabar el mueble. y hasta hubo uno que se pasó de encanto y armó un banquito en proa para que nos sentemos a ver los delfines. lástima que después se rompió el piloto automático y se nos acabó la burguesía: los seis a timonear un rato cada uno durante los próximos tres días. el percance se transformó en buena noticia cuando en vez de parar en santa maría, que es un clon de bermuda, nos fuimos para são miguel, que es la isla de la fantasía. la isla viene con cataratas, pueblitos tranqui, colinas, vaquitas, bosques y mar. es, según yo, la mejor isla del mundo [view photos!]. ideal para rentar una caravan y salir de caravana. mirá si estará buena que me puedo dar el lujo de inmolarme bloguísticamente con una frase semejante sin remordimiento alguno. la excursión fue bastante random. o no. pusimos como única premisa ir siempre para adelante. la isla no es groenlandia así que no nos iba a costar mucho darle la vuelta. o sí. es que está buena de verdad y paramos cada 5 metros. encima nos reímos mucho, y cuando te reís mucho o frenás o te la ponés. como cuando pasamos delante de una torre de un metro de alto, sin luces y en medio del campo, y a pilar se le ocurrió que se trataba de un faro. en ésa casi volcamos. cambiando de tema, cuando vi la mancha negra en las fotos creí que había capturado la aurora boreal. después vi que se repetía en las demás y me puse a llorar un ratito. esta vez la cuidé, leí el manual, fundita acolchada, todo. cansado de gastar más en fotografía que en comida o velas, ahora la mancha y yo convivimos en armonía. lo que no me quita nadie es haber inventado la marca de agua permanente. penurias al margen, después de cambiar la hora seis veces llegamos al otro lado del océano. abrazo, palmada y beso aphrodite, y muchas gracias por todo. nos vemos en fotos.

rozando la caradurez

con tanto semáforo y bocinazo me volvieron las canas. razón más que suficiente para tomarme una semana y escapar de la rutina (?). o mejor 10 días, ya que estamos (?)(?). al principio se me cruzó por la cabeza flotar a la deriva en una cámara de tractor, pero después me incliné por un apartamento en un condominio a todo trapo que martín gentilmente me prestó. como yo muy billonario no soy le di tres vueltas en scooter a la rotondita que hay frente a la recepción porque me daba vergüenza dársela al valet parking para que me la estacione. el resto del complejo lo disfruté a pleno. tal vez demasiado: tanto jacuzzi me cayó mal. la consecuencia fue una tocesita timidona que asomó una semana más tarde y que al cabo de otras dos mutó en un catarro terrorista. paseando por la ciudad mientras estuve sano descubrí varios patrulleros estacionados a los costados de las calles. policías ninguno, ni adentro ni afuera [view photos!]. es que no hacían falta. con una soberbia estrategia que merece un nobel de algo, el miami police department se dio cuenta de que cuando la gente los ve instintivamente baja la velocidad, se descarta los vicios y pone los guiños. si hasta yo miraba por el espejo retrovisor con tal de aparentar prudencia. otra cosa que me encontré fue el museo de los niños. para ingresar era condición sine qua non estar acompañado de al menos un niño. al rato les demostré que al chico que todos llevamos dentro yo también lo llevo por fuera; y pasé. una maravilla el lugar. y las fotos fueron de las pocas que sobrevieron a mi antibackup. suerte que también se salvó la de la mujer arbusto con bolsas de compras. yo le aposté a tata que se trataba de una señora a la que el marido la había plantado porque se había ido de shopping. y hablando de vos, tata, todavía no sé si darte las gracias o pedirte perdón. la pasé tan bien que te hice mal. no aprendo más, esto de viajar de un lado a otro está buenísimo pero no trae finales felices. vos te quedaste haciendo puchero y yo me tuve que consolar con unas crocs, que dicho sea de paso son como tener a un chino haciéndote acupuntura mientras vas caminando. ahí llegaron los refuerzos, nos fuimos.

haceme reír

despertarte al lado de la chica con la que todo el estado de florida sueña y salir juntos para disney. así da gusto ser jueves. en el viaje me quedo dormido más de lo que debería, no tengo pasta de copiloto. recién me despabilo cuando leo walt disney world: el cartel me genera lo mismo que el ratón pérez a los chicos sin diente. no debe haber dormilón en el mundo que no madrugue a las 5 am con tal de ir a ver a los personajes que tanto lo divirtieron de chico, a excepción de los que no tuvieron tele o se les escurrió la infancia jugando al ajedrez. entrar a disney es volver a tener 9 años. es más, ahora que estoy acá me doy cuenta de que nunca dejé de tenerlos. si hasta las ligustrinas, de las que nunca fui muy amigo, posan para la foto con la forma del pato donald [view photos!]. epcot es el parque educativo y por ende -nobleza obliga- el más embolante de todos. yo me subí a un trencito en busca de emociones y resultó ser la versión feliz del tren fantasma, con tucu-tucus y perritos lassie. pero el viaje no fue en vano, claro que no. a bordo me enteré que la banana es la fruta más popular del mundo. es impresionante cómo te instruyen este tipo de parques, yo habría jurado que era la manzana. embriagados de conocimiento, nos fuimos a magic kingdom, donde el único que la pasa mal es que el está adentro del pato donald. convengamos que un traje de peluche no es el atuendo más feliz para esta época del año en orlando. aunque mientras lo sigamos abrazando para sacarnos fotos, esto no pinta que vaya a cambiar. el resto de la concurrencia lo pasamos bomba. le insisto a tata para que haga la fila así la maquillan como a una princesa pero siente vergüenza. no debería. las princesas son princesas todo el tiempo, no importa la edad. sé que allá esto suena recontra cursi pero en disney no, acá vale todo. el público va desde bebés a punto de nacer hasta viejas gruñonas, que putean porque la caverna está toda oscura, que no se ve una mierda y que se van a partir la columna en cualquier momento. afortunadamente la sangre no llegó al río porque la señora se dio cuenta de que en realidad llevaba puestos los anteojos de sol. la señora no fue la única que sintió miedo en disneyworld. un muchacho llamado hernán, hidalgo navegante de mares embravecidos y monstruos marinos, se llenó de preguntas cuando le tocó subirse a una montañita rusa que salpicaba agua de tanto en tanto. en una foto automática salió con la cara desfigurada por el horror, compartiendo el vagón con un matrimonio y dos niños. ahora en algún lugar del mundo hay una familia que se va a reír de mí por generaciones. y eso que ésa era la fácil, la jodida es space mountain. te suben a un carrito, te apagan la luz, y te empujan a 200 km/h. tata la hace con los ojos cerrados. dice que es por los lentes de contacto, pero yo tengo mis dudas. cerrar los ojos es como correr en un fórmula uno en segunda. abrirlos no te hace más valiente sino más miedoso. y sin ánimo de generar polémica, no creo que walt hubiese estado de acuerdo con este tipo de juegos. él sólo quería hacer feliz a los chicos. y yo no veo felicidad en la sensación de descarrilar en cualquier momento y estrolarte contra un puesto de merchandising. no sé, será que me estoy poniendo viejo. :(

¿en qué estaba pensando cuando apreté delete?

qué grande que es miami. no estoy habituado a las grandes ciudades, como que me acostumbré a las islitas. cuando pregunto para llegar a algún lado y la explicación dura más de un minuto, me cuelgo, empiezo a pensar en en el mundial '86 o en cómo hacen los esquimales para no derretir el iglú cuando se bañan. igual perderse en miami tiene su encanto. la ciudad es muy descapotable, con rascacielos de un lado y la playa del otro, y edificios art decó con muchachos de bronceado julio iglesias haciendo juego, y chicas en rollers de acá para allá. tenemos un scooter que usamos para movernos y 1 de cada 3 no termino en el lugar deseado. está bueno cuando en vez de flagger street vas a parar a una placita con tótem y vista al mar [view photos!]. está malo cuando en lugar de brickell avenue aparecés en medio de un ghetto con una motito que no es robada. aún. sí, andar en moto es peligroso. el otro día me entró una basurita en el ojo a 50 km/h y estuve una semana con cuatro sentidos y medio. tuerto y todo pude disfrutar de la grata compañía de marcos, un amigo de la propaganda que está viviendo por acá. gracias a marcos volví a sentir de cerca el olor a asado. también fuimos juntos a ver un partido de la NBA. o un show, la palabra es un show. se trata de un montón de numeritos de circo post moderno que cada tanto interrumpen para jugar un ratito al básquet. uno de sus personajes me llamó mucho la atención. me lo imaginé en un boliche hablando con una chica:
personaje: ¿y vos que hacés?
chica: trabajo en una panadería, ¿y vos?
personaje: yo nada, un enano me carga camisetas en una gomera gigante y yo las lanzo a las tribunas subido a unos zancos.
el partido a menos que pagues 5 lucas se ve chiquito. pero si tenés una lupa a mano te vas a dar cuenta que el que acaba de embocar el libre no es ni más ni menos que manu ginóbili. un momento así daba para sacar muchas más fotos, aunque fiel a mi estilo me olvidé de cargar la batería de mi cámara número mil. igual no importa, fotos no me van a faltar en esta ciudad donde la gente va a trabajar en ferrari.
nota del autor: hablando de fotos, las perdí casi todas. hice un back up de computadora a computadora y la magia de la tecnología las hizo desaparecer para siempre. por eso está apagado el view photos! de arriba. algunas se salvaron, asi que si querés verlas podés usar éste: [view photos!].

en el mapamundi parecía más cerca

como nada es para siempre le decimos chau a st. maarten en una solemne ceremonia que duró once noches. del otro lado del mar nos esperan las islas vírgenes americanas. con o sin gps es muy difícil errarles, hay banderitas de estados unidos hasta en los baños y encontrás wi-fi en cada palmera. de st. thomas en lugar de alfajores me llevé de recuerdo las imágenes del superbowl en cuanto plasma había en la isla. deporte raro el fútbol americano. yo estoy más cerca de descifrar el genoma humano -me falta un cromosoma- que de entender cómo se juega. en cambio las islas vírgenes británicas son una fábrica de fondos de pantalla [view photos!] y eso, una fábrica de fondos de pantalla. ahora si de puerto rico se trata, dan ganas de tener un motorhome para llenarle el vidrio de calcomanías de I (L) PUERTO RICO [view more photos!]. y no sólo porque aquí comí el mejor sandwich de pollo de toda mi vida. no sé, las chicas por ejemplo. si te querés casar y no sabés con quién, vení a puerto rico. te volvés loco. tiene sus contras, seguro; tomarse un taxi y arrepentirse en la misma cuadra son diez dólares. lo de que llovió todos los días todo el día nadie tuvo la culpa. o sí, fue gracias a todos los que en los '80 usaron aerosoles a troche y moche. qué tema el del recalentamiento global. en groenlandia deben estar tomando caipirinha. después cometimos el gravísimo error de parar en puerto plata, capital mundial de la corrupción en la costa norte de república dominicana. desde el momento en que aparecimos en su radar empezaron a hacer fila para cobrarnos algo. hasta la mismísima marina de guerra mandó a un señor de bigotes a inspeccionar una sentina y media a cambio de unos cuantos dólares. cuando en la oficina reclamamos el correspondiente recibo nos respondieron heroicamente: "la marina no da recibos". un frase de lo más pituca si no fuera porque el oficial a cargo no guardó la plata en ninguna caja registradora sino en su bolsillo. ah, y tampoco da vuelto, así que tuvimos que salir a buscar nosotros. una lástima, con las ganas de quedarnos que teníamos. pasa que desde que llegamos a barbados fuimos perdiendo tripulantes por el camino. ya en st. maarten quedábamos únicamente laurance y yo. muy gran hermano todo. por eso las mil millas que quedaban hasta miami hubiera estado bueno hacerlas más descansados. o que soplara un poco menos. o a favor aunque sea. suerte que a bordo hay suficiente helado de grosellas y películas high definition. es que acá nos cagamos a palos pero con glamour.