con el alemán en cuarentena

con el italiano más o menos la piloteaba, con el francés se me complicó bastante y del alemán estoy más cerca de descifrar el canto de las ballenas que de entender una palabra. encima tienen letras raras, la ß esa hasta para escribirla resulta difícil. berlín tiene zonas recontra prolijas y otras donde vale todo. hay una cultura muy fuerte del graffiti, la mayoría de los murales son obras de arte. yo el día que tenga una pared voy a llamar a un alemán para que me pinte algo. la fórmula de la fotosíntesis, algo. en berlín para variar me perdí. fui del hostel al supermercado y a la vuelta no supe encontrar el camino de regreso. sin la dirección, sin el teléfono y sin poder comunicarme ni con señas. una maravilla. a todo esto tampoco es que me había ido muy lejos, no, 500 metros. yo pensaba que eran medio salames, pero ahora sé lo que se siente, hansel y gretel. en las afueras de berlín me encontré con una víbora. iba sin prisa pero sin pausa, meta y meta arrastrarse. me dio una pena. yo a veces me quejo cuando tengo que caminar para tomarme un subte y la pobre tiene que llegar a áfrica. ni dedo puede hacer. dicen que berlín es la mejor ciudad europea. ¿? yo por las dudas me fijé en un mapa, capaz que había llegado a verlín con v. está muy buena, todo muy lindo [view photos!] pero pará un poco. un lugar donde nadie puede explicarte cómo volver a tu casa me parece que no da para andar aplaudiéndolo. igual se come muy bien.

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