trulalá
me fui de la paloma huyendo de un dulce de leche que me estaba dejando pobre. el próximo destino es río grande, brasil, a unas 200 millas y 3 días de navegación. el pronóstico augura que no va a ser un viaje lo que se dice cómodo. al rato el pronóstico me guiña un ojo y me manda una lluvia casi agradable, si no fuera porque mojara. atrás en el horizonte van a apareciendo unas nubecitas y tengo la esperanza de que sean wind friendly. no, no son. el mar azulado con las olas buena onda se va para su casa y en su lugar se van formando paredes de agua que con una gracia siniestra van armando un laberinto. a mí no me gustan mucho los laberintos. a mí dame una sopa de letras, un crucigrama, algo más tranqui. evidentemente voy a pasar todo el viaje al timón, por lo que tacho las siestas, las cenas calentitas, los ratos de ocio. y en una escueta ceremonia le doy la bienvenida a mis amigos los huevos duros. la ruta de los buques la atravieso a pura noche. hay más tráfico que en la 9 de julio, claro que, sin los semáforos. maldigo por no estar navegando en el verano alaskeño, donde es de día las 24 horas. a la mañana siguiente reinan los cúmulonimbus, los nimbostratus y todas esas nubes con nombres temerarios que pregonan TE GANASTE OTRA PALIZA. en el ínterin, la ironía me regala un arco iris. los arcoiris son medio bufarras, pero igual aprovecho para sacar la única foto de todo el viaje [view one photo!]. el sol al igual que ayer se esconde detrás del horizonte, y otra vez paso de la montaña rusa al tren fantasma. el insomio obligatorio me hace extrañar hasta las pesadillas. cuando el sol vuelve de su gira por tokyo intento divisar alguno de los escasos puntos notables que tiene la costa en esa zona. todavía estoy bastante lejos pero igual no pierdo la esperanza de ver, no te digo una chica en bikini, pero sí algún indicio de que allí adelante hay un continente, una isla, un muelle flotante, agarro lo que sea. seis o tal vez mil horas más tarde distingo la chimenea de Swift, y me prometo a mí mismo una vez en tierra firme ir a comprarles un paté como gesto de agradecimiento. al rato veo que un buque que estaba yendo hacia el puerto pega la vuelta y vuelve exactamente por donde vino. lo único que me falta es que cuando llegue me digan No, el puerto está cerrado por vacaciones, sorry. el buque se pierde en la lejanía. ruego porque alguno de los marineros se haya olvidado el pasaporte. el sol se esconde como de costumbre pero ya ni me importa, ya estoy llegando. ya se ven las luces de las escolleras -creo- y algunas otras más. entro al puerto silbando bajito, esquivando cautelosamente la muchedumbre de buques, con lo cansado que estoy no tengo muchas ganas de que se me caiga encima un container. y finalmente me pongo contento, esta noche me parece que duermo.
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Comentarios de la entrada
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Me gusta mucho como escribis.
ResponderBorrarY adoro tu coleccion de fotos de "salas de espera".
Brillante.
; )
Bien!!!.. avanzando casilleros hacia las palmeras y los cocos!!!.. Felicitaciones..
ResponderBorrarun beso enorme.. "la cafetera"
No es lo mismo otro dulce de leche. Y no es lo mismo si no se come en La Paloma... lo único igual es que siempre engorda!!!
ResponderBorrarMe alegra que sigas viaje, así nosotros seguimos viajando.
Besos, Vicky.
Grande Burro!! de solo leer tu relato me dio sueño y frio en la mano de aguantar la caña..Pregunta, ¿que es la vela que aparece en la foto frente al palo? Vela de capa?
ResponderBorrarUn abraso grande y buenos vientos!!
imaga, tus apariciones siempre me hacen cosquillitas.
ResponderBorrarcafetera, hay cocos y palmeras a montones, solo me falta verlos juntos y arriba de una isla.
vicky, sos el presentismo hecho comment.
miguel, la vela que se ve es un tormentín.
saludos y gracias.
Ah, pero qué buen blog. Me parece que me quedo leyendo.
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