dr. catrasca o por qué el balón de oro no me lo dieron a mí

menorca me cae de puta madre. tiene amigos, amigas, paisajes, de todo un poco. la única crítica que tengo para hacerle es que pareciera que fue diseñada por dalí. una vez giré a la izquierda en lugar de a la derecha y aparecí en la isla de lost. yo entiendo que a la gente que visita un lugar así de lindo le interese ir de paseo todo el tiempo, pero a mí en particular cuando salgo a comprar el pan me gusta volver a casa en el mismo día. a menos, claro, que me encuentre con una rusa como la de la fiesta de barcelona. entonces no me molesta volver tres años luego. qué buena que estaba la rusa. y loca, también estaba loca. cuando las otras chicas le birlaron el taxi que ella había pedido le dieron ganas de agarrar una uzzi y acribillar a todos. menos mal que yo estaba ahí para contenerla. aunque me arrepentí ni bien me dijo que el hermano tenía una pistola y ahora se la iba a agarrar conmigo. como yo también estoy un poco loco, en lugar de salir corriendo me quedé a ver si era cierto. cuando llega el hermano –en un bmw negro con vidrios polarizados, bien clishé– la chica le cuenta lo sucedido. el hermano no solo no me pegó un tiro sino que me estrechó la mano y me preguntó cómo me trataba barcelona. macanudo el ruso. recién al día siguiente me percaté que entre ellos no hablaron en ruso, hablaron en inglés. son más raros estos rusos. volviendo a lo de menorca, lo extraño a coco; el perro de martín, el dueño de aphrodite. es que es un genio. yo tengo debilidad por los perros, y coco lo sabe. una vez lo acompañé al capataz a arriar unas ovejas y cuando coco empieza a lamer a una a mí me pareció de lo más tierno. el capataz me disipó la ternura al instante al aclararme que en realidad la estaba lamiendo porque le gustaba la carne de cordero. decime si no es un genio. otra de las ovejas no paraba de dar brincos pensando que nos íbamos de pic-nic o algo así. de haber sabido que la estaban separando porque esa noche la iban a hacer al asador no hubiera estado tan contenta. como tampoco lo estuve yo cuando hice pelota la cuarta cámara en lo que va del viaje. estaba jugando a la pelota con un amigo y por un momento me olvidé que no soy messi. pisé el balón como si supiera y acto seguido me hice torta contra el suelo, del lado del bolsillo donde estaba la pobre cámara. fue por eso que esta vez casi no saqué fotos de menorca y barcelona [view only six photos!]. tres de ellas corresponden al rainbow warrior, el barco de greenpeace. como era vecino nuestro de amarra nos dimos una vuelta y el capitán, un tipo de lo más simpático, nos mostró el barco. nos contó que dentro de poco lo van a hacer museo, porque ya está lista la nueva nave, más moderna, más ecológica. también nos contó de la vez que sufrieron un ataque pirata. yo me disfracé de periodista y sin dudarlo le pregunté si llevaban armas a bordo. la respuesta fue tan lógica como contundente: nos gusta la paz. mirá si soy boludo. barcelona me regaló otra noche antológica más. y van. la española, la argentina, la portuguesa y quien suscribe mirábamos incrédulos al italiano mientras nos contaba cómo olvidó dónde había estacionado su camioneta en un pueblo remoto y el pueblo entero le ayudó a encontrarla. luego apareció un paquistaní que nos vendió cerveza fría, con la salvedad de que no las sacó de una heladera sino de atrás de la rueda de un auto. y después pasaron mil cosas más pero como el post se me fue de las manos no quiero abusar. sólo me voy a limitar a hacer pública la duda que nos mantuvo en vilo toda la noche: ¿el pan lactal mantiene mejor su frescura cuando viene con corteza o cuando viene sin? para mí que con.