¡oia!

tanto hincharon con que estaba navegando poco que decidí tomar cartas en el asunto. terrome terrome tesic tesac terrome terrome tepum sacá: bueno, vuelvo al barco grandote de nuevo para cruzar el atlántico otra vez, dar un par de vueltas por el caribe y regresar al mediterráneo en marzo. al principio dudé un poco porque le estaba tomando la mano al portugués y seguro que a la vuelta me olvido las 3 palabras que aprendí; pero estoy dispuesto a arriesgarme. le doy las muchas gracias a la familia baptista –sucursal porto alegre inclusive– por todo lo que me malcriaron y le pongo al shamrock un cartelito de enseguida vuelvo. a la ida voy en avión para chequear que no haya troncos en el camino. por esos caprichos del destino, de los 365 días que trae el año tuve que volar justo el de mi cumpleaños. lejos de deprimirme porque no iba a soplar velitas, al rato de despegar le pregunto a la azafata si el piloto podía anunciarlo por los parlantes así los pasajeros me cantaban el feliz cumpleaños. “esto no es un bar” fue la respuesta. por eso iberia nunca vas a ser una lovemark. por eso y porque tus aviones son de la segunda guerra mundial. como a aphrodite le están haciendo chapa y pintura en barcelona, sigo viaje para menorca. ¿y a que no saben quién me recibió en menorca con los brazos abiertos? no, no fue charlize theron. fue mi fiel, tierno y sin rencores amigo washington. está exactamente igual que cuando me lo olvidé debajo de mi cama un año atrás. es como si el tiempo no pasara para él. y eso que fue un año difícil. al hecho de ser abandonado/olvidado por segunda vez en su vida –mínimo– tuvo que sumarle que lo rebotaran en la aduana cuando intentaron mandármelo de vuelta. en españa están un poco duros con lo de las fronteras, pero esta vez se les fue la mano. porque si washington tiene cara de terrorista yo soy igualito a papá noel. así que cuando lo vi lo único que hice fue abrazarlo y decirle loco, fue sin querer. no se le movió un pelo, pero los ojitos seguro que le brillaron. y a mí ni te cuento.