Capaz que vuelvo
para los que
siguieron suscriptos a este delirio, les cuento que ahora tiene forma de libro.
como ya saben, el viaje terminó medio mal: a nadie le gusta perder su velero en
medio del océano, ser rescatado por un buque mercante, llorar como un nene
debajo de una ducha. un final así deprime a cualquiera. por eso la historia arranca
desde ahí, y está escrita toda marcha atrás hasta el principio. los que se
animen a leerla tienen opciones de todos los colores en www.capazquevuelvo.com.
hay experiencias surrealistas, anécdotas inéditas, y unos cuantos arcoíris. el
libro, capítulo a capítulo, repasa las aventuras por más de treinta países. espero
que les guste leerlo. a mí me gustó mucho escribirlo.
fin
el shamrock sufrió roturas en el timón navegando hacia florianópolis y quedó a la deriva. fui rescatado por un buque mercante, que no pudo hacer lo mismo con el shamrock. y como sin shamrock no hay proyecto, muchas gracias por haber leído hasta acá.
pasen y vean
la industria del turismo (sic)
será posible
rozando la caradurez
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haceme reír
¿en qué estaba pensando cuando apreté delete?
chica: trabajo en una panadería, ¿y vos?
personaje: yo nada, un enano me carga camisetas en una gomera gigante y yo las lanzo a las tribunas subido a unos zancos.
el partido a menos que pagues 5 lucas se ve chiquito. pero si tenés una lupa a mano te vas a dar cuenta que el que acaba de embocar el libre no es ni más ni menos que manu ginóbili. un momento así daba para sacar muchas más fotos, aunque fiel a mi estilo me olvidé de cargar la batería de mi cámara número mil. igual no importa, fotos no me van a faltar en esta ciudad donde la gente va a trabajar en ferrari.
nota del autor: hablando de fotos, las perdí casi todas. hice un back up de computadora a computadora y la magia de la tecnología las hizo desaparecer para siempre. por eso está apagado el view photos! de arriba. algunas se salvaron, asi que si querés verlas podés usar éste: [view photos!].
en el mapamundi parecía más cerca
como nada es para siempre le decimos chau a st. maarten en una solemne ceremonia que duró once noches. del otro lado del mar nos esperan las islas vírgenes americanas. con o sin gps es muy difícil errarles, hay banderitas de estados unidos hasta en los baños y encontrás wi-fi en cada palmera. de st. thomas en lugar de alfajores me llevé de recuerdo las imágenes del superbowl en cuanto plasma había en la isla. deporte raro el fútbol americano. yo estoy más cerca de descifrar el genoma humano -me falta un cromosoma- que de entender cómo se juega. en cambio las islas vírgenes británicas son una fábrica de fondos de pantalla [view photos!] y eso, una fábrica de fondos de pantalla. ahora si de puerto rico se trata, dan ganas de tener un motorhome para llenarle el vidrio de calcomanías de I (L) PUERTO RICO [view more photos!]. y no sólo porque aquí comí el mejor sandwich de pollo de toda mi vida. no sé, las chicas por ejemplo. si te querés casar y no sabés con quién, vení a puerto rico. te volvés loco. tiene sus contras, seguro; tomarse un taxi y arrepentirse en la misma cuadra son diez dólares. lo de que llovió todos los días todo el día nadie tuvo la culpa. o sí, fue gracias a todos los que en los '80 usaron aerosoles a troche y moche. qué tema el del recalentamiento global. en groenlandia deben estar tomando caipirinha. después cometimos el gravísimo error de parar en puerto plata, capital mundial de la corrupción en la costa norte de república dominicana. desde el momento en que aparecimos en su radar empezaron a hacer fila para cobrarnos algo. hasta la mismísima marina de guerra mandó a un señor de bigotes a inspeccionar una sentina y media a cambio de unos cuantos dólares. cuando en la oficina reclamamos el correspondiente recibo nos respondieron heroicamente: "la marina no da recibos". un frase de lo más pituca si no fuera porque el oficial a cargo no guardó la plata en ninguna caja registradora sino en su bolsillo. ah, y tampoco da vuelto, así que tuvimos que salir a buscar nosotros. una lástima, con las ganas de quedarnos que teníamos. pasa que desde que llegamos a barbados fuimos perdiendo tripulantes por el camino. ya en st. maarten quedábamos únicamente laurance y yo. muy gran hermano todo. por eso las mil millas que quedaban hasta miami hubiera estado bueno hacerlas más descansados. o que soplara un poco menos. o a favor aunque sea. suerte que a bordo hay suficiente helado de grosellas y películas high definition. es que acá nos cagamos a palos pero con glamour.
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